martes, 4 de diciembre de 2012

EL MÍSTERIO DE STONEHENGE

                       
Stonehenge 

 Mucho se ha hablado y especulado a lo largo de todos estos años sobre el incierto origen del conjunto megalítico conocido como Stonehenge y situado en las proximidades de Amesbury (condado de Wiltshire, Inglaterra), al que se le situaba en la Edad de Bronce.
Poco se sabía de cómo ni quién había trasladado aquellas enormes piedras ni cuál era el origen de estas; unos investigadores apoyaban la hipótesis de que habían sido desplazadas por la acción de los glaciares, mientras que otros preferían pensar en la presencia del hombre prehistórico.

El lugar de localización del  yacimiento hace descartar que las rocas fuesen transportadas hasta su emplazamiento a través del río Avon, siendo llevadas en balsas. Desde donde se encuentra la mina hasta el lugar donde embarcarlas habría sido un complicado camino, ya que tendrían que haber ido hacia el norte para después volver a bajar por el cauce. La obra fue construida en diferentes etapas, que van desde mediados del III milenio a. C. hasta mediados del milenio siguiente. En este lugar exacto, único en muchas millas a la redonda de Stonehenge, la luna llena se coloca exactamente perpendicular a la salida del sol en el solsticio de verano (próximo al 21 de junio). Precisamente, dicho solsticio es el fenómeno natural sobre el  que gira la concepción y planificación del monumento.  Ese día es precisamente el único del año en el que se permite a los visitantes caminar por el interior del círculo de piedras. Hay quienes sugieren que Stonehenge fue alguna vez un enorme reloj astronómico; otros, más imaginativos, ven en este conjunto de rocas circularmente alineadas una pista de aterrizaje para ovnis, y hay también quienes proponen usos que, históricamente resultan inadmisibles. Aún hoy, en una mezcla de magia y leyenda, los habitantes de la zona le atribuyen al recinto poderes curativos.
           De cualquier manera, aunque Stonehenge presenta todavía muchos misterios que  parecen irresolubles,  su finalidad resulta hoy más evidente que nunca. Con muy poco margen de error, puede  afirmarse que, inicialmente,  fue un templo para adorar al Sol y la Luna, astros que regían  
el ciclo de las estaciones, por lo que hoy podríamos atribuirle también la función de una suerte  de calendario que, observado con pericia, permitía predecir la llegada de las estaciones, en previsión de las actividades de los campesinos y criadores de ganado. Vista la bondad de la construcción, cabe pensar igualmente que, posteriormente, pudo haberse convertido en un sitio sagrado en el que también se celebraron ritos funerarios, como así lo atestiguan  los diversos restos desenterrados en diversas partes del recinto.
                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario