miércoles, 18 de abril de 2012

TRADICIONES PERDIDAS


 




 RITUALES DE OTOÑO:
A lo largo de la historia han sido muchas las culturas que han practicado este tipo de rituales de otoño.
- Los druidas recogían manzanas frescas que acumulaban junto a los dolmenes y a los túmulos funerarios para honrar a sus antepasados y para dar gracias por la cosecha.
- En Irlanda solía hacerse con el último haz de espigas una figura que representaba a la Madre Tierra y se guardaba, como talismán, rodeada de semillas en el hueco de un árbol hasta el siguiente equinoccio de otoño, cuando era quemada y sustituida por una nueva.
- Se consideraba que vestirse con los colores del otoño traía buena suerte y protección en esta época. También pisar uva y participar en la vendimia, hacer coronas de hojas, construir muñecas con mazorcas de maíz o amuletos en forma de cuernos, símbolos de la abundancia.
- En la antigua Grecia las sibilas comían frutos como la granada, símbolo de la diosa griega Perséfone, quien en otoño fue raptada por Hades. Se perseguía así potenciar los poderes psíquicos y la capacidad de adivinación.
- En la tradición popular y pagana esta fecha se celebraba también bajo los nombres de Cosecha del Vino, Cornucopia o Fiesta de Avalon.


 RITUAL DE INVIERNO:
En cada año nuevo, los druidas buscaban armonizar las fuerzas de la madre Naturaleza y para ello utilizaban velas moradas, miel y agua de rosas.
Para realizarlo has bañarte con miel y agua de rosas a las cuatro de la tarde del 27 de diciembre. Luego has de vestirte con una túnica que no sea negra e ir a algún sitio en el que la naturaleza te rodee. El 28 de diciembre hay que volver a repetir los pasos anteriores y, posteriormente, prender cuatro velas: una roja que simboliza el amor, una amarilla para la prosperidad, una azul para que la tranquilidad te acompañe y una verde para que las decisiones tomadas sean las correctas.
Al día siguiente, es decir el 29 de diciembre, toma otro baño como los anteriores y, cerrando los ojos, imagina que caminas por los bosques escoceses en busca de un jabalí, animal que para los celtas poseían una enorme carga mística. Debes cazarlo en tu mente pero sin utilizar arma de metal alguna, pues estropearía su aura. Cuando ya lo tengas bajo tu dominio, imagina que los pones al fuego producido por las cuatro velas de colores.
El ritual termina sobre las 10 de la mañana del día 29 de diciembre, cuando los druidas se sentaban con su familia a comer el jabalí tal y como estaba al cumplirse el plazo, sin importar si aún no estaba suficientemente cocinado.
Difícil es llevar hoy en día este ritual a la práctica, pero podemos concentrarnos y seguir sus pasos mentalmente. Deja deja que la paz te invada e integrarte con la Naturaleza. Y es que de vez en cuando resulta muy beneficioso recordar que somos más que estrés, trabajo y responsabilidades.

 


                                             
                                                                          
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